He vuelto. Si no llevo una bitácora personalizada lo olvido todo: es así. Tengo que recurrir al blog para recordar ¡con qué peso comencé mi dieta!. Nunca fui buena para los números (ahora he descubierto que tampoco lo soy para otras cosas más, pero de eso ya me explayaré más adelante).
Las proteínas despertaron mi necesidad de tomar agua, aún cocinando sin sal. El jueves 9, para las 16hs., ya había consumido 2lts. Luego parecía la fuente de Las Nereidas (o La Cibeles, para mis compañeras hispanas). Tenía la presión bajísima y fue un tonto error darle tanto a la botellita… (es mi botellón sin alcohol), sobre todo con el período a cuestas. Ahora distribuyo mejor este recurso, y tomo además, infusiones endulzadas (y no voy a negar mi vaso de cola Light al final de la cena, ¡glup!).
Me da gusto entusiasmarme con la dieta. Me siento mejor que comiendo la parrafada de harinas que consumía antes…
En el diario La Nación -siempre tan desinformados- hicieron una nota desalentadora sobre la dieta. La frutilla fué ilustrarla con una foto de P. Cruz, cuando sus representantes unos días antes negaron en un comunicado, que ella haya realizado la Dukan. Creo que sí hay aspectos peligrosos en la Dukan: nosotros mismos. El que comienza sin haber leído el libro. El que no se ha realizado antes los análisis clínicos (Dukan recomienda medir urea y creatinina, entre otros). El que no respeta los 2lts. de agua por día, y el que no balancea su alimentación. Por lo demás, me da gracia Cormillot y el rebote... (si este cuerpito hablara) y lo bien ponderados que están los hidratos de carbono en el mundo consumista de hoy.
Aclaremos algo: en Dukan se baja muy rápidamente, pero luego, hay una tercer fase de consolidación de 10 días por kilo bajado, y a eso se le suma la cuarta fase: una estabilización que dura toda la vida. No es una dieta milagro. Es una dieta que ha sido exitosa para los que no han abandonado al recuperar su peso ideal.
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